La clase de Filosofía

 La clase de filosofía de 1º de bachillerato con Enrique es sin ninguna duda una de las más entretenidas y graciosas de todas las que tenemos a lo largo de la semana, por no decir la que más. En ella, con sus bromas y sus comentarios sarcásticos, podemos llegar incluso a atender sin hablar y a la vez pasárnoslo bien, cosa que en las demás asignaturas es mucho más complicado. Además, aunque al principio de curso nos podían impactar un poco sus formas de dirigirse a nosotros como alumnos, a estas alturas del curso ya estamos más que acostumbrados y no solo eso, sino que consideramos que son muy divertidas y hacen que tengamos ganas de que llegue esta hora de clase.

El profesor tiene una forma de dar clase que me parece muy muy buena, la hace muy amena y entretenida y esto ayuda mucho con la ansiedad y el estrés que a veces sufrimos en clase por el pensamiento de que se acercan los exámenes y tenemos que estar centrados y entenderlo bien todo para sacar buena nota en la prueba. El hecho de que capte toda nuestra atención con su forma de dar clase y de explicarnos las cosas. Todo queda muy claro desde el primer momento porque, aunque sea un tema difícil, que normalmente lo es porque la filosofía no es sencilla, hace que lo comprendamos relativamente bien con sus explicaciones. Y si este no es el caso y nos cuesta un poco más entender los conceptos o las explicaciones, él nos lo vuelve a explicar, a veces da la sensación de que a regañadientes, pero nos lo vuelve a explicar siempre y no nos deja que nos quedemos con la duda.

Sin embargo, aunque sus clases sean geniales y aprendamos un montón porque, como dice el, "Que os voy a contar yo que no sepáis. Pues probablemente todo", es estricto cuando hablamos de corregir exámenes. Es difícil conseguir la máxima nota porque siempre hay algo que falta o no está del todo correcto. .Sin embargo, personalmente es algo que aunque a veces me frustra un poco, me ayuda a mejorar y a prestar más atención a los detalles y a las cosas que, aunque puedan parecer insignificantes, pueden marcar la diferencia entre hacer las cosas bien y hacerlas perfectas. Por lo tanto es algo que considero relativamente necesario.

En conclusión, las clases de filosofía son entretenidas y graciosas, y aunque a veces un poco agobiantes, aprendemos muchísimo, no solo de filosofía sino también de cultura general y otras cosas que son importantes para que nosotros crezcamos como personas

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